Razeto & Casareto no es sólo una empresa con cien años de historia. En su producción de accesorios y complementos para la industria náutica, esta centenaria realidad genovesa siempre ha prestado una cuidadosa atención al diseño de sus productos, lo que le ha permitido diferenciarse de la competencia y conquistar fronteras de mercado de otro modo inalcanzables. Para Razeto & Casareto, el diseño es un elemento fuertemente distintivo de su producción: a pesar de que la actividad principal de la empresa reside en un componente invisible como las cerraduras, la parte visible de su producción es lo que más seduce. Y precisamente en torno al diseño charlamos con Andrea y Giangi Razeto, los dos hermanos que ahora dirigen la empresa, conocida en todo el mundo sobre todo por sus tiradores.
La empresa Razeto & Casareto ha recorrido, como protagonista, más de un siglo de historia de la náutica. ¿Qué te impulsó a prestar tanta atención al diseño?
Andrea: «Desde los primeros días de nuestra historia, en la década de 1920, incluso con nuestros productos más técnicos y menos visibles, como cerraduras y herrajes, siempre hemos hecho gran hincapié en la innovación y la calidad de los materiales. Por tanto, la transición hacia el diseño ha sido una consecuencia natural. Razeto & Casareto ha colaborado siempre con grandes arquitectos, sobre todo a partir de los años 50, con la manilla monomando que diseñamos para Cristoforo Colombo y Andrea Doria. En aquella época, nuestra actividad principal eran los transatlánticos y los barcos de pasajeros, que más tarde atravesaron una crisis, lo que nos llevó a aventurarnos en el sector de los yates a partir de los años ochenta. Sin embargo, incluso en este cambio de sector, siempre nos hemos mantenido fieles a nuestra tradición, esforzándonos por conseguir un diseño que fuera reconocible a bordo, sobre todo en los objetos más visibles de nuestra producción, como las asas. Siempre hemos pretendido mantener unas líneas características y técnicas, evidentes, por ejemplo, en la ausencia de aristas vivas y en las esquinas redondeadas».
¿Cómo ha cambiado el diseño a bordo en las últimas décadas?
Andrea: «En el sector náutico, el diseño siempre ha tenido que adaptarse a las restricciones técnicas, que a menudo limitaban la creatividad de los arquitectos. Sin embargo, desde los años 90, esta barrera se ha roto, sobre todo en Italia, gracias a la afinidad con el Salón del Mueble. Este evento milanés representa ahora la fusión del diseño y la náutica, permitiendo experimentos muy interesantes. Al fin y al cabo, debemos recordar que la mayoría de los barcos son piezas artesanales únicas».
Giangi: «El diseño de yates ha evolucionado principalmente con las cambiantes normas sociales. En el pasado, el diseño de accesorios era inexistente porque los interiores de los barcos estaban muy estandarizados, siguiendo el estilo marítimo clásico. Luego, a partir de los años 90, los barcos empezaron a parecerse a casas o incluso villas, lo que provocó la participación de muchos diseñadores de otros sectores, como el del mobiliario. Me incorporé a Razeto & Casareto precisamente durante ese periodo, tras terminar mis estudios de sociología, e inmediatamente trabajé para invertir las normas: en lugar de adaptarme a las exigencias de los fabricantes de muebles, como estaba ocurriendo, creía que nuestra empresa debía dictarles nuestras opciones. Así que nos pusimos a trabajar en esta dirección, participando en los primeros eventos del Salone del Mobile y llevando tiradores especiales hechos a mano. Así fue como conectamos con varios astilleros, tanto en Europa como en Estados Unidos, que se enamoraron de nuestras piezas. Conseguimos dominar un mercado que exigía asas cuadradas y afiladas introduciendo nuestras asas redondeadas y sin bordes».
¿Cómo se te ocurrió esta idea?
Giangi: «Siempre hemos querido ofrecer productos diferentes de los estándar, manteniendo un estricto enfoque funcionalista. La manilla debe cumplir su función de abrir la puerta, pero eso no significa que no pueda ser también un objeto suave, flexible y estéticamente agradable. La idea funcionó también porque nadie a bordo se ha quedado nunca atrapado en una de nuestras manillas…»
Andrea: «Siempre hemos intentado tener en cuenta también nuestro pasado significativo. Por ejemplo, reprodujimos las empuñaduras del Cristoforo Colombo y del Andrea Doria utilizando materiales antimicrobianos certificados. Lo presentamos con motivo del centenario de Razeto & Casareto, justo en medio de la pandemia de COVID, también para recordar que a veces las adversidades permiten evolucionar. En nuestro caso, ocurrió durante la crisis de los transatlánticos. En resumen, heredamos de nuestros abuelos la capacidad de recuperación de la empresa, y así, durante la pandemia, ideamos un producto que abordaba uno de los principales temores de aquella época, el riesgo de contagio a bordo de los barcos, que son entornos cerrados con mucha gente».
¿Qué es el diseño para Razeto & Casareto?
Giangi: «En mi opinión, el diseño es ‘ingenio y arte al servicio de la utilidad’. El enfoque funcional es nuestro mantra, y el ingenio nos permite subirnos a la ola de la innovación, aportando siempre ideas innovadoras en torno a cada nuevo producto, ya sea un material, un acabado o una idea; de lo contrario, no es diseño. Si podemos añadir valor a un objeto como una manilla, que en última instancia sólo sirve para abrir puertas, significa que hemos creado un objeto de diseño. En todo esto, nunca olvidamos la posibilidad de hacer que nuestros productos sean únicos: por ejemplo, nuestras empuñaduras multifuncionales se fabrican en dos partes, la mecánica que es estándar, y la empuñadura que se puede personalizar en todos los materiales imaginables, incluso hasta la posibilidad de tener piezas únicas, hechas a mano. Se trata de una característica muy apreciada, especialmente por los propietarios de superyates «.
¿Cuáles han sido tus últimos avances?
Giangi: «En los últimos años, hemos decidido desarrollar nuevas funciones para nuestros asideros, inventando un sistema de iluminación que proporciona información en caso de emergencia o al personal de a bordo, desde las vías de evacuación en caso de incendio hasta la necesidad de rehacer la sala. Esta innovación dio lugar a dos productos, el mango Quadra5led diseñado por mí y el Oblò diseñado por Bernardo Zuccon. Ambos han recibido importantes reconocimientos: el Oblò ganó el Premio a la Innovación en Diseño, mientras que el Quadra5led fue seleccionado por el índice de diseño Adi, que es una preselección para el prestigioso Compasso d’Oro, cuyos ganadores se anunciarán el próximo 20 de junio».